Por quién y cómo se construían los castillos en la Edad Media

Por quién y cómo se construían los castillos en la Edad Media

Los castillos medievales fueron símbolos de poder, fortaleza y residencia noble en la Edad Media.
Encargados por reyes, nobles y órdenes militares, se construían gracias al trabajo de maestros canteros, albañiles, carpinteros y campesinos.
Desde la elección del terreno hasta la piedra final, estas fortalezas reflejan ingeniería, estrategia y vida feudal, dejando un legado histórico que aún perdura.

Los castillos medievales fueron las construcciones más emblemáticas del mundo feudal.
No solo servían como fortalezas militares, sino también como residencias nobles, centros administrativos y símbolos de poder.
Su levantamiento requería una compleja organización de recursos, mano de obra y conocimientos arquitectónicos que hoy asombran por su precisión.
Durante casi mil años, los castillos de la Edad Media dominaron el paisaje europeo, desde Inglaterra y Francia hasta España y Alemania, como auténticas joyas de la arquitectura defensiva medieval y hoy nos adentramos en su historia...

¿Quién mandaba a construir los castillos?

Los reyes y nobles eran los principales promotores. Para ellos, un castillo representaba el control del territorio, la protección de sus vasallos y un signo visible de su autoridad feudal.
Los monarcas levantaban fortalezas en las fronteras para asegurar reinos y controlar rutas comerciales. Los señores feudales, en cambio, construían castillos para defender sus dominios y ejercer justicia sobre sus tierras.

También hubo castillos levantados por órdenes religiosas y militares, como los Templarios, Hospitalarios o Calatravos, que combinaron funciones de monasterio y fortaleza militar.
En la Península Ibérica, muchos castillos cristianos se alzaron durante la Reconquista, sirviendo como puestos avanzados frente a los reinos musulmanes.
En otras regiones, obispados o ciudades libres construyeron murallas y torres de vigilancia para protegerse de conflictos internos o invasiones.

 

¿Quiénes los construían realmente?

Aunque la orden venía de un noble o rey, los verdaderos constructores eran los maestros canteros y los albañiles.

  • Los maestros canteros eran los ingenieros de su tiempo. Dominaban la geometría, sabían tallar piedra, calcular estructuras y dirigir cuadrillas enteras.
  • Los maestros de obras o arquitectos medievales supervisaban todo el proyecto, desde los cimientos hasta la última almena.
  • Los albañiles y aprendices cortaban, transportaban y colocaban los bloques de piedra.
  • Los carpinteros fabricaban andamios, puertas, techumbres y puentes levadizos.
  • Los herreros forjaban rejas, bisagras, compuertas y armaduras defensivas.
  • Los campesinos reclutados realizaban las tareas más duras: excavar fosos, mover piedras o preparar la cal.

En muchos casos, los vasallos trabajaban por deber feudal (corvée), mientras que los especialistas recibían pago en dinero, comida o alojamiento.

¿Cómo se construía un castillo?

La construcción de un castillo medieval era lenta, costosa y minuciosa.
Un castillo modesto podía alzarse en cinco a diez años, mientras que las grandes fortalezas —como Windsor, Loarre o Carcasona— requerían décadas de trabajo.

El proceso era una recopilación de varios factores y puntos que debían tenerse en cuenta...

1. Elección del terreno

Los castillos se levantaban en lugares elevados, cercanos a ríos o pasos estratégicos, para obtener ventaja militar y controlar el entorno.

2. De madera a piedra

Las primeras fortalezas de los siglos IX y X eran de madera, elevadas sobre colinas artificiales (motte-and-bailey). Con el tiempo, la piedra reemplazó a la madera, dando lugar a castillos mucho más resistentes al fuego y al asedio.

3. Técnicas y materiales

Se usaban andamios de madera, poleas y grúas de rueda humana para elevar los bloques.
La argamasa se preparaba con cal, arena y agua, y la piedra provenía de canteras locales, transportada en carros o por barcazas fluviales.

4. Estructura típica

  • Torre del homenaje: residencia del señor y último refugio.
  • Murallas y almenas: defensa exterior.
  • Puente levadizo y foso: protección de la entrada.
  • Patio interior (bailey): con talleres, establos, cocinas y capillas.

Evolución del diseño

  • Siglo IX–X: castillos de madera, simples y rápidos de construir.
  • Siglo XI–XIII: castillos de piedra, con torres redondas, murallas altas y fosos profundos.
  • Siglo XIV–XV: castillos más residenciales, adaptados a la artillería, con muros más bajos y gruesos y espacios cómodos para la nobleza.

 

Financiación y control

Construir un castillo requería grandes sumas de dinero.
Se financiaban mediante impuestos feudales, trabajo obligatorio o botines de guerra.
En algunos reinos, los reyes exigían licencia para fortificar, asegurando así el control político sobre quién podía construir una fortaleza.

 

Arte arquitectónico que perdura hasta la actualidad

Los castillos de la Edad Media fueron mucho más que estructuras defensivas: fueron símbolos de poder, centros de vida feudal y obras maestras de ingeniería.
Reyes, nobles y órdenes militares los encargaban, mientras maestros canteros, albañiles y campesinos los levantaban con esfuerzo y sabiduría, haciendo de cada castillo un legado, no sólo de aquellos a quienes pertenecieron, sino de todo aquél que puso su esfuerzo y conocimiento para que estos pudieran erguirse a través del tiempo.
Su legado sigue en pie, recordándonos que la Edad Media fue una época de ingenio, estrategia y arte arquitectónico que marcó para siempre la historia de Europa.

 

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