Durante la Edad Media, las armas de mano con filo fueron instrumentos claves tanto en el combate como en el simbolismo del poder. Utilizadas por nobles, soldados y, en ocasiones, campesinos, estas armas representaban no solo fuerza, sino también estatus.
Su evolución respondió a los cambios en la forma de luchar, el desarrollo de armaduras más resistentes, y la creciente especialización militar.
A continuación, repasamos algunas de las más emblemáticas.

El legado cortante de las espadas medievales
Desde la Antigüedad hasta bien entrada la Edad Media, la espada fue mucho más que un arma: era símbolo de poder, estatus y habilidad.
Su diseño evolucionó para adaptarse a los desafíos del combate y a las innovaciones en armaduras, dando lugar a una gran variedad de formas, tamaños y funciones.
· Espada de armar: símbolo del caballero medieval
Con una hoja larga, recta y de doble filo, la espada de armar era usada con una sola mano y acompañada por un escudo.
Fue la compañera fiel del caballero entre los siglos XI y XIV.
Además de su rol en combate, tenía un profundo valor simbólico: muchas se empleaban en ceremonias de investidura o juramento.
· Espada larga: alcance y fuerza en combate
Concebida para ser usada a dos manos, la espada larga se popularizó en el siglo XIV. Su hoja extendida ofrecía más potencia y alcance, ideal para romper defensas y dominar en el combate cuerpo a cuerpo.
Requería un alto nivel de entrenamiento, siendo común entre espadachines y soldados de élite.

· Espadas anchas: contundencia en el campo de batalla
Las llamadas “broadswords” tenían una hoja más robusta y ancha. Estaban diseñadas para asestar cortes poderosos, capaces de dañar incluso a enemigos con armaduras acolchadas o metálicas.
Estas espadas eran especialmente efectivas en los campos de batalla del norte de Europa, donde la lucha cuerpo a cuerpo era brutal.
· Falchion o alfanje: la fuerza de una cuchilla
Con su hoja curva y pesada, el falchion o alfanje combinaba el poder de corte de un hacha con la maniobrabilidad de una espada.
De un solo filo, era ideal para enfrentarse a enemigos con armaduras ligeras.
Muy utilizado en la península ibérica y el norte de África, tenía gran efectividad en golpes rápidos y contundentes.

Dagas y cuchillos: funciones, diferencias y evolución
La daga es una hoja de doble filo, diseñada específicamente para apuñalar. Fue un arma secundaria vital en la Edad Media, especialmente útil en distancias cortas o cuando las armas principales no podían usarse.
Por su parte, los cuchillos medievales solían tener un solo filo, más destinados al corte, aunque también podían usarse como armas.
Desde el siglo XIII, es frecuente encontrar representaciones de caballeros y soldados con dagas o cuchillos al cinto.
A finales del siglo XV, muchas adoptaron diseños ornamentales, con vainas decoradas y empuñaduras finamente talladas.
La daga frente a la armadura: precisión letal
Con la introducción de la armadura de placas, la daga adquirió una función especializada: rematar al enemigo en combate cerrado. Se utilizaba para atacar por las rendijas del yelmo, las axilas o las juntas del arnés.
Las técnicas incluían agarres invertidos y golpes tipo picahielos.
También era usada en asesinatos o emboscadas por su tamaño discreto.

Principales tipos de dagas medievales:
· Anelaces
Eran dagas largas o espadas cortas de doble filo. Se llevaban cruzadas en la espalda o en la faja.
En algunos casos, se utilizaban de forma dual en técnicas de esgrima avanzadas.
· Tacones de aguja (estiletes o misericordias)
De hoja fina y sin filo, estas armas perforaban fácilmente cotas de malla o armaduras. Se usaban para el “golpe de gracia” a enemigos caídos.
Más tarde, sirvieron también como herramientas en artillería.
· Puñales
Armas ligeras, comunes entre soldados, duelistas y viajeros.
Su versatilidad los hacía útiles en combate o como herramientas de defensa personal.
· Rondeles
Dagas con pomo y guardamanos redondos. Su hoja era larga y rígida, perfecta para apuñalar entre las juntas de la armadura.
También eran utilizadas por civiles y comerciantes, y muchas versiones estaban decoradas con gran detalle.
Precisión, poder y símbolo
Las armas de filo de la Edad Media no solo fueron instrumentos letales, sino también reflejo de las sociedades que las crearon.
Espadas y dagas evolucionaron junto con las tácticas de combate y la tecnología militar, adaptándose a nuevos desafíos.
Ya fuera en el campo de batalla, en un duelo o como parte del atuendo de un noble, estas armas de mano marcaron la historia europea con sangre, arte y acero.