El juego del dardo es mucho más que un entretenimiento de bar, es un deporte con siglos de historia, reglas estrictas, y una presencia cada vez mayor, tanto en competiciones profesionales como en el ámbito doméstico.
Aunque tradicionalmente ha estado vinculado al mundo anglosajón, su expansión global ha sido imparable.
Hoy en día, lanzar dardos no es solo una cuestión de puntería: es un ejercicio de cálculo, estrategia y templanza, ideal tanto para el ocio como para la alta competición.

Orígenes medievales: del campo de batalla al juego de salón
Los orígenes del juego de los dardos se remontan a la Edad Media, cuando los soldados practicaban su puntería lanzando flechas cortas o proyectiles contra la base de un barril o una sección de tronco. Aquellos primeros juegos eran rudimentarios, pero con el tiempo fueron refinándose.
El uso de las vetas naturales de la madera servía de guía para crear divisiones, lo que dio lugar al concepto de la diana tal como la conocemos hoy.
Se dice que fue en el S.XIX cuando empezó a tomar forma como juego de interior, popularizándose en los pubs británicos.
La diana moderna se estandarizó a principios del siglo XX y fue entonces cuando el juego pasó de ser una mera distracción de taberna a convertirse en un deporte con competiciones, federaciones y reglas precisas.
La diana: estructura y puntuación
La diana estándar del juego de dardos mide 45,1cm de diámetro y se divide en 20 secciones numeradas del 1 al 20, dispuestas de forma no consecutiva.
Estas secciones están agrupadas y delimitadas por alambres metálicos o segmentos de colores que indican las zonas de puntuación:
- Anilla exterior (zona doble): duplica el valor del número alcanzado.
- Anilla interior (zona triple): triplica el valor.
- Bullseye o diana central: se divide en dos: el bull exterior (25 puntos) y el bullseye interior (50 puntos).
Las zonas intermedias dan el valor nominal de cada número, y acertar el triple 20 (la zona más valiosa) se considera la jugada maestra por excelencia: 60 puntos.

Los dardos: tipos y materiales
Los dardos modernos están fabricados con distintos materiales según el nivel de los jugadores y el tipo de diana.
Suelen componerse de cuatro partes:
- Punta: metálica para dianas de cerdas o plástica para dianas electrónicas.
- Cuerpo o barril: donde se sujeta el dardo, hecho de latón, tungsteno o níquel.
- Asta o caña: conecta el barril con las plumas, hecha de plástico o aluminio.
- Aletas o plumas: estabilizan el vuelo, y varían en forma y tamaño según el estilo de lanzamiento.
Un buen dardo debe ser equilibrado y cómodo en la mano, con un peso que suele oscilar entre 18 y 26 gramos.
También existen versiones “familiares” para ocio, aptas para niños, por ejemplo, con Dianas imantadas y puntas de imán.

Distancia a la Diana reglamentaria para lanzar los dardos
La distancia oficial desde la línea de lanzamiento (llamada oche en ingles) hasta la diana es de 2,37 metros. Además, el centro de la diana debe colocarse a 1,73 metros del suelo.
Estas medidas están recogidas en las regulaciones de la World Darts Federation (WDF) y la Professional Darts Corporation (PDC), organismos encargados de organizar y estandarizar competiciones internacionales.

Diferentes Modalidades y Juegos Profesionales
Si bien muchos asocian los dardos con el ambiente relajado de un pub o bar, este juego ha alcanzado un nivel profesional sorprendente, sobre todo en el Reino Unido, los Países Bajos y otras partes de Europa. Las competiciones de la Professional Darts Corporation (PDC), por ejemplo, llenan pabellones y se retransmiten por televisión con una audiencia millonaria. Jugadores como Michael van Gerwen o Phil Taylor han alcanzado un estatus similar al de las estrellas de fútbol o tenis.
501
La modalidad más reconocida y utilizada en competencias oficiales es el 501, que combina precisión y habilidad, con cálculo matemático y nervios de acero.
En esta, cada jugador parte con 501 puntos; el objetivo es reducir su puntuación a cero.
Comienza quién se acerque más al Bulleseye. Los lanzamientos se realizan en series de tres dardos, restando el total obtenido.
La estrategia y precisión son esenciales, especialmente en los turnos finales, pues solo se puede cerrar con un tiro a una zona doble que complete exactamente el total restante. Si sobrepasa la cifra o no acierta en un doble, el turno queda anulado.
Un dardo que no se clave en la diana o se lance fuera de turno no puntúa.
Pero existen también otras variantes muy populares que aportan dinamismo y variedad a las partidas. Algunas de ellas son las siguientes.
301
Una versión más rápida del 501, con las mismas reglas: llegar a exactamente cero, acabando siempre con un doble. Pero iniciando con 301 puntos.
Cricket
En este juego solo se utilizan los números del 15 al 20 y el bullseye (centro de la diana). El objetivo es cerrar estos números antes que el oponente, lo que se consigue acertando tres veces en cada uno (con dobles y triples contando como dos o tres aciertos).
Around the Clock
El objetivo es acertar, en orden, cada número del 1 al 20. A menudo también el bullseye, para finalizar. Solo se cuenta un acierto si el dardo impacta en el número correspondiente al turno.
Killer
Cada jugador lanza un dardo con la mano no dominante para determinar su número asignado. Luego, debe acertar tres veces en ese número para convertirse en “Killer”, (acertar en doble o triple cuenta como dos o tres impactos). Una vez logrado, puede eliminar a los demás acertando en sus números asignados. El último jugador en pie gana.

Un juego versátil de puntería e ingenio
Con el tiempo y tras la implementación de números en la diana en 1896 por Brian Gamlin, a fin de reducir el azar y castigar el error, pasó de ser un juego de puntería a demandar mayor técnica e ingenio.
Combinándose con su atractivo visual y dinamismo, sus muchas variables, cada una con su propia complejidad, lo vuelve extremadamente versátil, apto para todos los gustos.
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