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Curiosidades de la guerra en la Edad Media que sorprenderán

Curiosidades de la guerra en la Edad Media que quizá no conocías

Cuando pensamos en la Edad Media, es fácil imaginar castillos, caballeros con armaduras brillantes y épicas batallas entre ejércitos. Sin embargo, la realidad fue mucho más compleja y está llena de curiosidades que muestran cómo se libraban realmente las guerras en aquellos siglos. Hoy repasamos algunos datos sorprendentes y poco conocidos de la guerra medieval.

 

1. Las armaduras no eran tan pesadas como pensamos

Existe la creencia de que los caballeros medievales apenas podían moverse con su armadura. En realidad, una armadura completa de placas pesaba entre 20 y 30 kilos, similar al equipamiento que lleva un soldado moderno. Estaban diseñadas para repartir el peso de forma equilibrada, lo que permitía al caballero correr, montar a caballo e incluso levantarse del suelo sin problema.

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2. El arco largo inglés: un arma temida

El longbow o arco largo inglés cambió el rumbo de varias batallas, como la de Crécy (1346) o Agincourt (1415). Su alcance podía superar los 250 metros y un arquero entrenado era capaz de disparar hasta 12 flechas por minuto. La potencia era tal que podía atravesar una armadura a cierta distancia, convirtiendo a simples campesinos entrenados en una de las fuerzas más letales de la época.

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3. La pólvora llegó mucho antes de lo que imaginas

Aunque solemos asociar los cañones y armas de fuego con el Renacimiento, ya en el siglo XIV había artillería de pólvora en Europa. Uno de los primeros usos registrados fue en la batalla de Crécy (1346), donde los ingleses emplearon primitivos cañones conocidos como ribaldis. Eran poco precisos, pero el estruendo y el humo tenían un gran efecto psicológico en el enemigo.

4. Las enfermedades eran más mortales que las armas

En la mayoría de campañas medievales, más soldados morían por enfermedades que por combates. La falta de higiene, la escasez de agua potable y las heridas mal tratadas provocaban infecciones fatales. Ejércitos enteros podían quedar diezmados antes de enfrentarse siquiera al enemigo.

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5. Los castillos no eran inexpugnables

Aunque los castillos parecen fortalezas imposibles de conquistar, en realidad la mayoría caía tras asedios prolongados más que por asaltos directos. La estrategia habitual consistía en cortar suministros y esperar a que los defensores se rindieran por hambre o sed. En algunos casos, se llegaban a usar catapultas para lanzar animales muertos o cadáveres con el fin de propagar enfermedades dentro de la fortaleza.

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6. Los caballos de guerra no eran caballos comunes

Los destriers, caballos de guerra de los caballeros, eran animales especialmente criados para soportar peso y embestir en batalla. No eran grandes como los percherones actuales, sino más bien compactos, musculosos y extremadamente valiosos: podían costar tanto como una pequeña casa.

La guerra en la Edad Medio no fue solo una cuestión de espadas y caballeros. Fue un periodo de innovación militar, de tácticas ingeniosas y de realidades duras que desmitifican muchas de las imágenes idealizadas que tenemos hoy. Conocer estos detalles nos permite comprender mejor cómo se vivía y se luchaba en aquellos siglos de historia. ¡No te pierdas nuestros artículos medievales!

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